29 abril 2008

FORTALEZA INTERIOR

La fortaleza espiritual es necesaria para crecer espiritualmente y ayudar a que los demás crezcan. Esta fortaleza conforma nuestro carácter y permite disciplinar la mente. Una mente disciplinada es una mente pacífica y feliz. Una mente fuerte nunca se perturba. La fortaleza de nuestro ser se nutre de la experiencia del silencio, de la conexión sutil con la fuente eterna de luz y de paz y a nivel práctico de una actitud honesta y sincera ante la vida y los demás. Las bendiciones de los demás son otra fuente de fortaleza para el ser. Recibimos bendiciones de aquellos a quienes hemos servido, y una buena forma de servir a los demás es compartir esta clase de fortaleza interna. Aquellos que han incorporado las virtudes divinas en su comportamiento y actividades, son los que pueden dar fortaleza a los demás. Compartir esta riqueza y sabiduría es dar un regalo invalorable. Podemos evaluar nuestro nivel de fortaleza espiritual observando la calidad de nuestras respuestas en las situaciones y en las relaciones. El que es fuerte da, el débil tiene expectativas. El que es fuerte cambia y transforma, el débil se queja. El que es fuerte sabe perdonar, el débil guarda resentimiento. El que es fuerte crea, el débil duda. El que es fuerte fluye, el débil mide y calcula. El que es fuerte permite, el débil pone límites. El que es fuerte puede doblarse, el débil se rompe. El fuerte calma y tranquiliza, El que es débil clama y se agita.